Mientras Europa iniciaba el proceso de la Segunda Revolución Industrial, con la búsqueda de nuevos mercados para inversión de capitales; las Provincias Unidas del Río de la Plata aún no habían logrado alcanzar la unificación por medio de un Estado nación. El triunfo de Urquiza sobre Rosas en 1852 no trajo la paz tan mentada, aunque se sancionó la primera Constitución nacional al año siguiente. Buenos Aires, al no querer renunciar y compartir los ingresos de la aduana, respondía separándose de la Confederación. Las alianzas precarias de las provincias tambaleaban ante la presión del autonomismo porteño.
En este contexto, y por distintas vías de comunicación, arribaron los primeros fotógrafos, todos extranjeros, a Córdoba. Provienen de Uruguay, previo paso por las provincias del litoral, o vía Buenos Aires, y se encuentran en busca de nuevos mercados para su arte. El oficio de fotógrafo no era el único medio de ingresos, sino que tenían otros muy variados empleos, como dentista, pintor, relojero, etc. Estos pioneros de la fotografía son considerados más artesanos que artistas y, en la mayoría de los casos, no dejan la firma de autor en sus obras.
Daguerrotipo, ca.1860, Córdoba. Laureano Pizarro Leaniz, Teodosio Pizarro Leaniz y Manuel Esteban Pizarro. Colección Miguel Pizarro.Gentileza de Christian Barrón Ordoñez.
Estos fotógrafos recorren los pueblos y las ciudades con su equipo, instalándose transitoriamente en domicilios particulares o comerciales, convocando a sus clientes a través de la prensa escrita. Las temáticas predominantes en sus trabajos son los retratos. Para dichos registros, se utilizaron primeramente diferentes técnicas fotográficas —como los daguerrotipos, calotipos, ambrotipos, heliografías y electrotipos (expresión publicitaria) y ferrotipos—, por medio de las cuales obtenían un positivo directo o bien un negativo y múltiples copias. Ya a fines de la década de 1860, se abarata el proceso con un negativo de vidrio emulsionado al colodión húmedo que, positivado sobre papel albuminado, era fijado a un soporte de cartón de 10,7 x 6,3 cm, conocido como carte de visite, que contaba con un modo particular de presentación y de registro.
Las cartes de visite eran registradas por cámaras de 4 hasta 12 objetivos, donde estos se iban destapando a medida que se exponía un pequeño cuadro de la placa sensibilizada.
Además, cabe destacar cómo estas funcionaron socialmente como el sumun de la exhibición y mediatización de estándares sociales claros y marcados por los estereotipos europeizantes de la época.
Por otro lado, cabe mencionar la importancia de la prensa por su rol en la difusión de la actividad de fotógrafos itinerantes en la ciudad de Córdoba, gracias a lo cual fue posible identificarlos, si bien aún hoy se desconocen los nombres de varios de ellos.
Por ejemplo, en 1856 llega a la ciudad un fotógrafo para realizar retratos con daguerrotipo, según publica el diario El Imparcial en agosto de ese año y, en la misma publicación del 22 de febrero de 1858, se anuncia “Retratos heliográficos. Nuevo sistema o sea electrotipo esmaltado y en papel…”, firmada por Díaz Peña.
Otro caso es el de un fotógrafo proveniente de Rosario, quien en 1863 abre la Galería Argentina en la casa de las señoras Bustos, calle Constitución 33 (hoy Rosario de Santa Fe), con el fin de realizar retratos.
Diario El imparcial, 6 de noviembre de 1856.
Diario El Imparcial, 2 de febrero de 1858.
Diario El Imparcial, 29 de junio de 1858.
Diario El imparcial, 18 de enero de 1859.
Si bien la técnica más difundida era el daguerrotipo, su uso fue limitado en Córdoba y, con el surgimiento de las primeras casas fotográficas en la ciudad capital y en las principales ciudades del interior provincial, se vio desplazado por las otras técnicas.
Son testimonios materiales de esta etapa:
El daguerrotipo de 1865 con el retrato de un miembro de la familia cordobesa de Nicanor Carranza.
Daguerrotipo.ca. 1865. Autor no identificado. De la familia de Nicanor Carranza. Colección Familia Aldecoa.
El ambrotipo de Sor Leonor de Santa María Ocampo OP (Isora del Tránsito Ocampo), encontrado entre los documentos del monasterio de Santa Catalina de Siena de la ciudad de Córdoba. Se ha dicho hasta ahora que fue tomado por Desiderio de Aguiar en la provincia de San Juan en la década de 1860. Pero por qué no pensar que fue obra de su ancestro Ramón Gil Navarro Ocampo. Sobre él se dice que, luego de regresar de la búsqueda de oro en California, tuvo un negocio de fotografía con cierto éxito en la ciudad de Catamarca en 1869. [1]
Para esta fecha Isora tenía 27 años, por lo cual el ambrotipo debe ser anterior, se cree que data de cuando entró al convento.
Ambrotipo de Sor Leonor de Santa María Ocampo, OP. 1860. 8 x 9,5 cm. Archivo Monasterio de Santa Catalina de Siena.
Ambrotipo de Luis Bettolli Quadri. Nacido en Lugaggia, Cantón Tesino-Suiza en 1836. Se destacó en la construcción de edificios públicos e iglesias en la ciudad de Córdoba y en la provincia de San Luis. Fallece en Potrero de Funes, San Luis en el año 1887.
Ambrotipo de Luis Bettolli Quadri. ca.1860. Gentileza Jorge Bettolli.
El ferrotipo o tintipo, propio de los fotógrafos itinerantes y minuteros (debido a su menor costo), se conoció a partir de 1853; sin embargo, debió continuar en los pueblos del interior, como demuestra este ejemplo de la localidad de Ballesteros datado en la década de 1890. En 1880 todavía era usado en París y Londres, como cita el diario El Progreso en su ejemplar del 27 de octubre de 1881.
Ferrotipo plano entero de cuatro personas. ca, 1890. Colección Familia Mirgone.
Daguerrotipos: positivos directos
El soporte de estas imágenes es una superficie de plata pulida como un espejo. También pueden verse algunos daguerrotipos en placas de cobre plateado. En este proceso se expone la placa a vapores de yodo para hacerla fotosensible. Una vez expuesta a la luz, la imagen revelada con vapores de mercurio produce amalgamas en la cara plateada de la placa, dando forma a la imagen final formada por partículas de aleación de mercurio y plata.
Calotipos: talbotipos o impresión a papel salado
Negativo/positivo. El proceso del calotipo consiste en un papel sensibilizado con nitrato de plata y ácido gálico. Una vez expuesto a la luz –revelado en estas mismas sustancias y luego fijado con hiposulfito sódico–, genera una imagen en negativo que puede ser positivada las veces que se desee.
Ambrotipos
Las imágenes resultantes del proceso de ambrotipo son, en realidad, un negativo de colodión húmedo con la apariencia de un positivo. Para ello, se obtiene una imagen subexpuesta que se ve positiva al ser colocada sobre un fondo negro. El proceso consta de emulsionar el soporte de vidrio con una capa de colodión yodado, que posteriormente se revela en una solución de nitrato de plata. Allí es cuando se subexpone deliberadamente la imagen en la toma de cámara. Para finalizar, se revela y fija la imagen.
Heliografías: positivo directo
Estas imágenes se obtenían con una cámara oscura, empleando diferentes soportes fotosensibilizados. Este proceso podía implicar una extensa duración, ya que la placa necesitaba de largas exposiciones (hasta 8 o más horas) para ser captada por la emulsión fotosensible.
Electrotipos
Consideramos que no se habla de electrotipia per se, sino más bien de galvanografías. La electrotipia en sí misma proviene de la electrónica. Las primeras imágenes obtenidas en este proceso de unión entre la electricidad y la representación son las reproducciones galvanoplásticas o galvanotipias. Desde 1848 Alphonse L. Poitevin investigó la relación entre la electricidad y el daguerrotipo; así consiguió pasar de procesos manuales como la woodburytipia (que conseguía la formación del relieve por electrotipia mediante procesos fotográficos con una amalgama pegamentosa de colodión y gelatina, en vez de utilizar los objetos naturales directamente) a la fotogalvanografía. “Logró que este proceso manual se hiciera por medios fotográficos utilizando goma bicromatada (bicromato potásico), que era inflada en un baño de agua fría de acuerdo con la técnica de Talbot. Posteriormente reemplazó la goma bicromatada por la gelatina bicromatada” [2]
Ferrotipos: tintipos. Positivo directo
El soporte de estas imágenes es un metal (generalmente, hierro o acero ennegrecido) emulsionado con colodión.